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Foto del escritorLeticia Alarcón

No me avergüenzo de ser llamado Tu Dios



Dios_no_se_averguenza_de_ser_llamado_mi_Dios_Hebreos_11-16

Escribo este blog con cierto #dolor en mi corazón. Esta semana hemos enfrentado como ministerio muchas pruebas. Una de nuestras amadas ha estado durante meses con fuertes malestares de salud, ayer por la noche otra de nuestras hermosas mujeres estuvo en urgencias a punto de tener un parto prematuro, otra maravillosa mujer sigue luchando contra duras alergias y síntomas en su piel, y puedo enumerar otras más, pero la más dura que hemos enfrentado es de una de nuestras guerreras de oración, quien acaba de perder un familiar muy amado a causa del COVID-19.


Hace pocos días leí en una red #social que una nieta decía de su abuela recién fallecida por la misma causa y que había sobrevivido al Holocausto: "No merecía morir así, sin un funeral". La historia está llena de terribles momentos, pero para nuestra generación este ha sido el peor, el más doloroso, el más desafiante, y el más esclarecedor. Nada ha evaluado más nuestras convicciones y anhelos como este tiempo, nada ha desafiado tan temerariamente nuestro amor por Dios que este tiempo. Para algunos, bien cimentados en la fe y en la Palabra de Dios, este tiempo ha fortalecido nuestro amor y nuestra entrega... pero para otros los ha hecho tambalear, dudar o cuestionar. Y nadie puede juzgar, pues nadie sabemos qué puede quebrarnos hasta que algo nos quiebra.


Las #pruebas, las #luchas, el dolor, la #pérdida, los #desafíos que nos hacen temblar las piernas y nos ponen de rodillas me hacen meditar profundamente en Hebreos 11. Oigo los nombres de Abel, Enoc, Noé, Abraham, Sara.


"Fue por la fe..." Esta sencilla palabra de una sola sílaba, de sólo dos letras pero que contiene todo el poder se repite 28 veces en este capítulo en la NTV. Y el vs.13 es un contundente golpe a todo eso de decretar y declarar, y habla profundamente de lo que verdaderamente es la #fe:


"Todas esas personas murieron aún creyendo lo que Dios les había prometido. Y aunque no recibieron lo prometido lo vieron desde lejos y lo aceptaron con gusto. Coincidieron en que eran extranjeros y nómadas aquí en este mundo."


¿Cuánto deseamos de este mundo? ¿Cuáles son nuestros más fervientes y reales anhelos? ¿Qué nos quita el sueño? ¿Qué nos #angustia? ¿Para qué estamos usando nuestra fe? ¿Para obtener cosas de este mundo y vivir para este mundo? ¡Vaya que nos hace pensar! Somos extranjeros y nómadas de este mundo, no pertenecemos a este mundo. La fe en Dios es #sobrenatural y trasciende este mundo. Y aquí es donde mi corazón saltó de mi pecho, detuvo mi respiración y me llevó de rodillas ante mi Señor:


"Sin embargo, buscaban un lugar mejor, una patria celestial. Por eso, Dios no se avergüenza de ser llamado el Dios de ellos, pues les ha preparado una ciudad." vs.16


¡Anhelo con todo mi ser escuchar que Dios me diga lo que dijo de Abel, Enoc, Noé, Abraham, Sara! "No me avergüenzo de ser llamado el Dios de ellos"


"Leticia, hija mía, no me avergüenzo de ser llamado TU DIOS".


Pon tu nombre ¿lo sientes al igual que yo? Cuando deseamos esa ciudad que Dios ha preparado mucho más que todo lo que este mundo pueda ofrecernos, Dios no se avergüenza de ser llamado nuestro Dios. Cuando damos la mayor importancia a todo lo que él promete ser para nosotros, él se enorgullece de ser nuestro Dios.


Y así las pruebas, las luchas, el dolor, la pérdida y cualquier desafío toma una nueva dimensión: "Somos extranjeras y nómadas aquí en este mundo... Nosotras buscamos la patria celestial. ÉL ES MI DIOS".


Con todo mi amor en Cristo, gracias por existir.

Leticia Alarcón

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