El Perdón. Ése que Dios en Su bondad siempre está dispuesto a otorgar, lleno de amor inagotable. Ése que nos mostró Jesús con amor, valentía, poderío y fortaleza. Ése que negamos muchas veces y sin embargo se nos pidió dar.
“Aun si la persona te agravia siete veces al día y cada vez regresa y te pide perdón, debes perdonar." Lucas 17:4
¿Por qué nos negamos a ser conscientes del poder del perdón? Si cuando nos atrevemos a perdonar o pedir perdón, empezamos a tener relaciones saludables, mejora nuestra actitud, tenemos paz interior. El hacerlo nos acerca a Dios y nos tranquiliza el alma, nos da estabilidad emocional. Por algo las escrituras nos dicen que:
“Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo." Efesios 4:32
Si en el terreno espiritual se sostiene que perdonar nos acerca a Dios y nos vuelve mejores, en el científico se está respaldando su poder. Según investigaciones, entre los beneficios de perdonar o pedir perdón, están el incremento de energía, el aprender a controlar la ansiedad y el reducir los efectos negativos para la salud mental, ya que es un acto que nos libera del resentimiento, de la rabia y el dolor. ¡Perdonarnos a nosotros mismos por cometer errores, también es importante! Disculparnos con otros y reconocer que hemos herido, es casi tan difícil como perdonar a alguien cuando nos ha lastimado. Así que si es “Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran sus pecados." Salmos 32:1, ¿Por qué no ser más generosos, más valientes y aprender a perdonar o pedir perdón?
Sí, perdonar es bastante difícil. Por lo que cuando decidimos que queremos hacerlo, es necesario que la primera oración sea pidiendo la ayuda de Dios para lograrlo. Entonces empieza a sanarnos, a liberarnos de la amargura y darnos la humildad necesaria para reconocer que perdonando seguiremos adelante sin arrastrar ataduras de ofensas y humillaciones. La segunda oración es una noqueada a nuestro orgullo: Debemos orar por quienes nos han lastimado.
“Bendigan a quienes los maldicen. Oren por aquellos que los lastiman." Lucas 6:28
Lo mejor de ambas oraciones, es que nos llevan a desarrollar una mejor relación con Dios. En lugar de estar agotados por el dolor, nos refugiamos en el Padre Celestial, quien nos da el poder de reaccionar de una manera diferente, dejando ir el agravio pasado, empezando a vivir el presente sin rencor y viendo con optimismo el futuro. Si buscamos la reconciliación, la paz de Dios llenará de nuevo nuestra vida.
El poder que nos da el perdonar o pedir perdón, es regalarnos la restauración de nuestro corazón soltando la carga del resentimiento y practicar lo que Jesús nos enseñó:
“No juzguen, y no serán juzgados. No condenen y no serán condenados: Perdonen y serán perdonados." Lucas 6:37
¡Que Dios nos conceda nobleza en nuestro corazón para perdonar o pedir perdón y que, al hacerlo, podamos restaurarnos y restaurar a otros!
El amor inagotable de Dios sea tu compañía.
Con cariño,
Maritza Hernández
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