Seguramente han visto la serie que está de moda, "Monarca". Para las que no, la serie trata de una familia apoderada dueños de tequileras y hoteles, entre otras empresas. El poder, la ambición y la tradición son protagonistas en esta serie. Una constante lucha de poderes entre familiares, supuestos amigos y políticos hacen de esta serie todo un éxito en Netflix.
Hoy quisiera enfocarme en una escena en particular. Esta escena en donde Andrés - hijo, socio y heredero de estas empresas - decide divorciarse de su mujer; evidentemente esto es algo que ella no acepta, pues ella disfruta de los bienes y la posición social y económica de Andrés. En la última discusión que tuvieron, ella lo amenaza con destruirlo, y también a toda su familia; sus palabras son bastante fuertes y amenazadoras. La reacción de Andrés me sorprende grandemente. Cualquiera esperaría insultos, o amenazas aún más aterradoras, sin embargo, Andrés le responde con la siguiente pregunta: "¿Cómo me llamo? ¿Me podrías recordar mi nombre?" Ella quedó perpleja con la respuesta, estoy segura que también esperaba una reacción más agresiva. La respuesta de la esposa fue "Andrés, te llamas Andrés". Él respondió nuevamente con una pregunta: "¿Cuál es mi apellido?" Ella respondió un poco asustada: “Carranza”. Sin decir más, él, irónicamente le sonrió y le dijo “Exacto, Andrés Carranza”. Ella entendió perfectamente la respuesta, pues con un Carranza, nadie se mete.
¿Cuántas veces te has enfrentado a situaciones en donde te sientes encerrada, atacada, amenazada y quisieras tener un apellido tan respetado como de un Carranza? ¿O tener recursos económicos, o contactos que te pudieran ayudar a salir del lío en el que te encuentras, o para que te hicieran sentir más segura o protegida?
Tú no eres un Carranza, tu eres más que eso, eres una hija de Dios. Efesios 1 y 2 hablan claramente de lo que somos en Cristo.
Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él. En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad. Efesios 1:4-5
Tu identidad en Cristo es algo que debes recordar todos los días. De la misma manera en que Andrés se sintió seguro y resguardado por ser de la familia Carranza, tú debes sentirte segura pues eres hija del Rey de Reyes y Señor de Señores. Más adelante, Efesios nos dice como el nombre de Cristo es sobre todo nombre, todo está bajo sus pies. Él está por encima de todo gobierno y autoridad, poder y domino, y de cualquier otro nombre que se invoque, no solo en este mundo, sino también en el venidero, todo es hecho por Él, para Él, y de Él.
Cuentas con el mejor respaldo, con la mejor protección. Es hora de salir con la cara en alto y confiada en que no importa cuál sea tu circunstancia, Dios tiene el control. No estás sola.